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domingo, 21 de septiembre de 2014

Misericordia 5to B/ 22-09-2014

La mujer de negro vestida, más que vieja, envejecida prematuramente, era, además de nueva, temporera, porque acudía a la mendicidad por lapsos de tiempo más o menos largos, y a lo mejor desaparecía, sin duda por encontrar un buen acomodo o almas caritativas que la socorrieran. Respondía al nombre de la señá Benina (de lo cual se infiere que Benigna se llamaba), y era la más callada y humilde de la comunidad, si así puede decirse; bien criada, modosa y con todas las trazas de perfecta sumisión a la divina voluntad. Jamás importunaba a los parroquianos que entraban o salían; en los repartos, aun siendo leoninos, nunca formuló protesta, ni se la vio siguiendo de cerca ni de lejos la bandera turbulenta y demagógica de la Burlada. Con todas y con todos hablaba el mismo lenguaje afable y comedido; trataba con miramiento a la Casiana, con respeto al cojo, y únicamente se permitía trato confianzudo, aunque sin salirse de los términos de la decencia, con el ciego llamado Almudena, del cual, por el pronto, no diré más sino que es árabe, del Sus, tres días de jornada más allá de Marrakesh. Fijarse bien.


Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos y de buena educación, y su rostro moreno no carecía de cierta gracia interesante que, manoseada ya por la vejez, era una gracia borrosa y apenas perceptible. Más de la mitad de la dentadura conservaba. Sus ojos, grandes y obscuros, apenas tenían el ribete rojo que imponen la edad y los fríos matinales. Su nariz destilaba menos que las de sus compañeras de oficio, y sus dedos, rugosos y de abultadas coyunturas, no terminaban en uñas de cernícalo. Eran sus manos como de lavandera, y aún conservaban hábitos de aseo. Usaba una venda negra bien ceñida en la frente; sobre ella pañuelo negro, y negros el manto y vestido, algo mejor apañaditos que los de las otras ancianas. Con este pergenio y la expresión sentimental y dulce de su rostro, todavía bien compuesto de líneas, parecía una Santa Rita de Casia que andaba por el mundo en penitencia. Faltábanle sólo el crucifijo y la llaga en la frente, si bien podría creerse que hacía las veces de esta el lobanillo del tamaño de un garbanzo, redondo, cárdeno, situado como a media pulgada más arriba del entrecejo.

A eso de las diez, la Casiana salió al patio para ir a la sacristía (donde tenía gran metimiento, como antigua), para tratar con D. Senén de alguna incumbencia desconocida para los compañeros y por lo mismo muy comentada. Lo mismo fue salir la caporala, que correrse la Burlada hacia el otro grupo, como un envoltorio que se echara a rodar por el pasadizo, y sentándose entre la mujer que pedía con dos niñas, llamada Demetria, y el ciego marroquí, dio suelta a la lengua, más cortante y afilada que las diez uñas lagartijeras de sus dedos negros y rapantes.
«¿Pero qué, no creéis lo que vos dije? La caporala es rica, mismamente rica, tal como lo estáis oyendo, y todo lo que coge aquí nos lo quita a las que semos de verdadera solenidá, porque no tenemos más que el día y la noche.
— Vive por allá arriba — indicó la Crescencia — , orilla en ca los Paúles.
— ¡Quiá, no, señora! Eso era antes. Yo lo sé todo — prosiguió la Burlada, haciendo presa en el aire con sus uñas — . A mí no me la da ésa, y he tomado lenguas. Vive en Cuatro Caminos, donde tiene corral, y en él cría, con perdón, un cerdo; sin agraviar a nadie, el mejor cerdo de Cuatro Caminos.
— ¿Ha visto usted la jorobada que viene por ella?
— ¿Que si la he visto? Esa cree que semos bobas. La corcovada es su hija, y por más señas costurera, ¿sabes?, y con achaque de la joroba, pide también. Pero es modista, y gana dinero para casa... Total, que allí son ricos, el Señor me perdone; ricos sinvergonzonazos, que engañan a nosotras y a la Santa Iglesia católica, apostólica. Y como no gasta nada en comer, porque tiene dos o tres casas de donde le traen todos los días los cazolones de cocido, que es la gloria de Dios... ¡a ver!
— Ayer — dijo Demetria quitándole la teta a la niña — , bien lo vide. Le trajeron...
— ¿Qué?
— Pues un arroz con almejas, que lo menos había para siete personas.
— ¡A ver!... ¿Estás segura de que era con almejas? ¿Y qué, golía bien?
— ¡Vaya si golía!... Los cazolones los tiene en ca el sacristán. Allí vienen y se los llenan, y hala con todo para Cuatro Caminos.
— El marido... — añadió la Burlada echando lumbre por los ojos — , es uno que vende teas y perejil... Ha sido melitar, y tiene siete cruces sencillas y una con cinco riales... Ya ves qué familia. Y aquí me tienes que hoy no he comido más que un corrusco de pan; y si esta noche no me da cobijo la Ricarda en el cajón de Chamberí, tendré que quedarme al santo raso. ¿Tú qué dices, Almudena?
[…]
Cortó los despotriques vertiginosos de la Burlada, produciendo un silencio terrorífico en el pasadizo, la repentina aparición de la señáCasiana por la puerta de la iglesia.
— Ya salen de misa mayor — dijo; y encarándose después con la habladora, echó sobre ella toda su autoridad con estas despóticas palabras: «Burlada, pronto a tu puesto, y cerrar el pico, que estamos en la casa de Dios».
Empezaba a salir gente, y caían algunas limosnas, pocas. Los casos de ronda total, dando igual cantidad a todos, eran muy raros, y aquel día las escasas moneditas de cinco y dos céntimos iban a parar a las manos diligentes de Eliseo o de la caporala, y algo le tocó también a la Demetria y a señá Benina. Los demás poco o nada lograron, y la ciega Crescencia se lamentó de no haberse estrenado.
           
Figura
Líneas
Cita
Interpretación
Hipérbaton
1
la mujer de negro vestida
Al anteponer el complemento circunstancial antes del verbo se resalta la vestimenta de luto del personaje.
Paralelismo
10…
trataba con miramiento a la Casiana, con respeto al cojo…
Repetición de las mismas estructuras sintácticas.
Enumeración
6…
bien criada, medosa y con todas las trazas…
Se aportan una serie de notas que se refieren a la personalidad de Benina. Estas enumeraciones son propias de las descripciones.
Metáfora
(Personificación)

…la bandera turbulenta y demagógica de la Burlada…
En primer lugar encontramos una personificación al atribuir a la bandera unas cualidades humanas. En segundo lugar, los pobres se dividen en bandos, uno de cuyos líderes es la Burlada que se opone a la Casiana. Esa bandera, término metafórico, se refiere a la capacidad de liderazgo de la Casiana.
Símil
21
Eran sus manos como de lavandera
Figura propia de las descripciones. Manos limpias y blancas.

32
…como un envoltorio que se echara a rodar…
Forma muy expresiva que sirve para explicar el movimiento rápido de la Burlada.
Hipérbole
(Símil y metáfora)
34…
lengua más cortante y afilada que las diez unas lagartijeras de sus dedos negros…
Exageración de lo parlanchina y pérfida que era la Burlada. Al mismo tiempo, hay comparación de la lengua con las uñas que se la presenta también con una metáfora con significado redundante de la de uñás de cernícalo.
Hipérbole.
38
no tenemos más que al día y la noche
Exageraciones de la Burlada.
Personificación
16
no carecía de cierta gracia que, manoseada por la edad,…
Se aplica a la edad la cualidad de manosear que solo es posible en las personas.
Retrato
1/28

Descripción física y psíquica de Benina.
Metáfora
19
uñas de cernícalo…
Uñas largas, sucias… apropiadas para la rapiña, para el robo.

39
he tomado lenguas
Término real: me he informado por las personas apropiadas.

55
echando lumbre por los ojos,
Los ojos le brillaban de envidia.

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